Imaginaos que sois el dueño de un hostal y que el torpe mental al que habéis dejado a cargo de abrir la puerta por la noche a los huéspedes sale por una urgencia y se deja la llave dentro, metida en la cerradura, al otro lado del portón de entrada. Por mucho que vayas corriendo al hostal en pijama y zapatillas con tu copia de las llaves la puerta no se va a abrir porque la llave está por dentro haciendo tope.
Tienes a ocho turistas con pinta de cultas esperando para entrar, pero has de tener en cuenta que aunque éstas se partan de risa y amenicen la espera cantando "asómate a la ventaaaana" tu deber es abrirles cuanto antes. Pero claro, llamar al cerrajero de urgencias te va a costar un dinero que te quieres ahorrar así que te dedicas a hacer tiempo chomineando con una horquilla plana en la cerradura rezando porque un huésped decida salir (ni que sea para quejarse de los berridos de las turistas) y así abrir la puerta.
Te puede salir bien la jugada, sí, pero en caso contrario lo que es seguro es que pasadas dos horas te toca llamar al cerrajero de todos modos, te cobra lo mismo que cuando comenzaste a forzar la puerta, con la diferencia de que las chicas que esperaban ya no cantan, se quejan del frío y amenazan con demandarte si no les devuelves el dinero una vez dentro. Así que por ahorrarte un esfuerzo al principio y confiando en la suerte de que los acontecimientos se resolvieran de otro modo acabas perdiendo igualmente el dinero del cerrajero pero además también parte del de los huéspedes y dos horas de tu tiempo, sin hablar del ridículo de llevar dos horas haciendo el capullo con un martillo en pijama y zapatillas.
En la opo pasa lo mismo, a veces nos dedicamos a chominear con la esperanza de que de esa forma aprobaremos, de repente vemos que se nos va de las manos cuando nos adelantan el examen, pero seguimos confiando en que haya suerte y baje alguien a abrirnos, pero muchas veces, la mayoría, la puerta te la tienes que abrir tú solito y cuando te das cuenta te deprimes porque de haberlo hecho desde el principio te hubieras ahorrado más de un disgusto y seguramente llevarías un rato descansando plácidamente.
¿Y sabéis qué? Que yo estoy cansada de aporrear la puerta del Supremo, ya sé cuáles son las herramientas para entrar así que a ver si dejo de marear la perdiz e intento salvar, en los dos meses y algo que me quedan, la distancia hasta el aprobado. ¿Que va a ser difícil? Más chungo es intentar entrar por una ventana haciendo un castell o hidratar la cerradura a ver si se desliza la llave, pero el ingenio no tiene límites para esquivar por todos los medios llamar al cerrajero, aunque en el fondo sepamos que saldría a cuenta hacer las cosas bien habiendo invertido tanto desde un principio.
Así que dejémonos de atajos y de lamentarnos por el tiempo perdido, cuanto antes tomemos la decisión de emplear los medios adecuados antes cederá la cerradura y quién sabe, quizá haya suerte y nos veamos al otro lado;)