lunes, 28 de marzo de 2011

¡Dejadme entrar!


Estos días he estado reflexionando acerca de cómo el opositor puede perder un tiempo irrecuperable intentando hacer la oposición más fácil. Por desgracia, a menos que se tenga la flor en el culo a la hora de coger fichitas del saco, la opo es lo que es y el único camino seguro es el de los codos y las horas (reales) de estudio.

Imaginaos que sois el dueño de un hostal y que el torpe mental al que habéis dejado a cargo de abrir la puerta por la noche a los huéspedes sale por una urgencia y se deja la llave dentro, metida en la cerradura, al otro lado del portón de entrada. Por mucho que vayas corriendo al hostal en pijama y zapatillas con tu copia de las llaves la puerta no se va a abrir porque la llave está por dentro haciendo tope.

Tienes a ocho turistas con pinta de cultas esperando para entrar, pero has de tener en cuenta que aunque éstas se partan de risa y amenicen la espera cantando "asómate a la ventaaaana" tu deber es abrirles cuanto antes. Pero claro, llamar al cerrajero de urgencias te va a costar un dinero que te quieres ahorrar así que te dedicas a hacer tiempo chomineando con una horquilla plana en la cerradura rezando porque un huésped decida salir (ni que sea para quejarse de los berridos de las turistas) y así abrir la puerta.


Te puede salir bien la jugada, sí, pero en caso contrario lo que es seguro es que pasadas dos horas te toca llamar al cerrajero de todos modos, te cobra lo mismo que cuando comenzaste a forzar la puerta, con la diferencia de que las chicas que esperaban ya no cantan, se quejan del frío y amenazan con demandarte si no les devuelves el dinero una vez dentro. Así que por ahorrarte un esfuerzo al principio y confiando en la suerte de que los acontecimientos se resolvieran de otro modo acabas perdiendo igualmente el dinero del cerrajero pero además también parte del de los huéspedes y dos horas de tu tiempo, sin hablar del ridículo de llevar dos horas haciendo el capullo con un martillo en pijama y zapatillas.


En la opo pasa lo mismo, a veces nos dedicamos a chominear con la esperanza de que de esa forma aprobaremos, de repente vemos que se nos va de las manos cuando nos adelantan el examen, pero seguimos confiando en que haya suerte y baje alguien a abrirnos, pero muchas veces, la mayoría, la puerta te la tienes que abrir tú solito y cuando te das cuenta te deprimes porque de haberlo hecho desde el principio te hubieras ahorrado más de un disgusto y seguramente llevarías un rato descansando plácidamente.

¿Y sabéis qué? Que yo estoy cansada de aporrear la puerta del Supremo, ya sé cuáles son las herramientas para entrar así que a ver si dejo de marear la perdiz e intento salvar, en los dos meses y algo que me quedan, la distancia hasta el aprobado. ¿Que va a ser difícil? Más chungo es intentar entrar por una ventana haciendo un castell o hidratar la cerradura a ver si se desliza la llave, pero el ingenio no tiene límites para esquivar por todos los medios llamar al cerrajero, aunque en el fondo sepamos que saldría a cuenta hacer las cosas bien habiendo invertido tanto desde un principio.

Así que dejémonos de atajos y de lamentarnos por el tiempo perdido, cuanto antes tomemos la decisión de emplear los medios adecuados antes cederá la cerradura y quién sabe, quizá haya suerte y nos veamos al otro lado;)

miércoles, 9 de marzo de 2011

Desperation


Hello compis, aprovecho que aún queda un ratín para que abra la biblio para escribir una entradita y poneros al día sobre el infierno opositoril que se abre ante el pobre opositor que ha tenido la "desgracia" de aprobar el segundo ejercicio tan tarde que a penas le quedan tres meses para meterse el tercero.

Ciertamente es mucho peor intentar estudiar procesales tras un suspenso, como ya dije en su día "estudiar procesal sin haber aprobado es como limpiarse el culo sin haber cagado amar sin ser amado" y desde luego no lo cambio por el suspenso, pero ayy, sería tan feliz si me hubiera examinado antes de Navidades... El agobio viene de que aún estás petado del último examen ya que has tenido que prolongar los repasos durante durante meses sin atreverte a dejar la materia para meterte el procesal (más que nada porque me tuve que meter enterita la reforma del código penal) y el subidón del aprobado no es suficiente para comerte los temas como si no hubiera mañana. Porque de hecho, si os soy sincera, la alegría que nos imaginamos vendrá con el tan ansiado éxito no es tal. Sí, estás satisfecho de haber superado el obstáculo que se te resistía pero en el fondo sientes (cuando llevas tanto tiempo tropezando en el mismo ejercicio) que lo podrías haber aprobado mucho antes y que esos años de más te han quemado mucho y te cuesta ponerte a estudiar como al principio.

Y es que esa es otra dificultad añadida: yo ya no recuerdo lo que es "estudiar", llevo años repasando temas que ya me sé, y por mucho que diera un par de vueltas a los procesales hace tiempo, pasados los años, no me acuerdo de nada. Todo me suena, pero ¿para rellenar 13 minutos? Ay.

Lo malo del procesal es que es muy fácil de estudiar y muy jodido de cantar: vas leyendo y dices "ay, claro! Es lógico" y acabada la tarde de estudio tratas de recordar de qué iban los temas que has mirado y ¡SORPRESA! no tienes ni guarra.

Yo he llegado a la conclusión de que el cansancio me impide rendir y por eso me dedico a sentarme en la mesa y dejar que pasen las horas, que pasen los días porque cada día es más deprimente que el anterior y el mejor momento viene cuando toca meterse en la cama y olvidarse de todo. Me di cuenta ayer, cuando me vi cenando a las siete y media de la tarde para dar por finiquitada la jornada de estudio y no puede ser.

Así que he decidido ir a la biblio para coger de nuevo el hábito de estudiar, cambiar de ambiente, tomármelo como un trabajo en el que entro y ficho y hago mis horas y luego ya vuelvo a mi casa habiendo cumplido, en lugar de arrastrarme día tras día esperando que vuelva la inspiración para estudiar, más que nada porque no me puedo permitir perder ni uno más.

Dejo aquí constancia de mi propósito con la esperanza de que estos tres meses se hagan más llevaderos y para bien o para mal no pueda lamentarme luego de no haber hecho el huevo.

Y aprovecho para desear toda la suerte del mundo a mi superchú para que pronto deje atrás los porqueris;)

¡Ánimo compis!